Lo único que dificulta mi aprendizaje es mi educación.
Albert Einstein
¿Todos los niños son iguales?.
¿Todos deben realizar los mismos aprendizajes?.
¿Qué es realmente la diversidad?.
Parece que hemos olvidado que Educar significa promover, sacar, desarrollar desde el interior, es decir desde lo que el niño o niña ya es.
Hace muchos años que confío en que es la educación, como dice Claudio Naranjo, la que va a impulsar el cambio del mundo.
Y también, como dice el Maestro, en que los educadores de hoy en día que invertimos en ese cambio, en realidad estamos trabajando para generaciones futuras. Lo cual nos lleva incluso tener que confiar a ciegas en lo que hacemos.
El sistema educativo tal como está diseñado, no nos es útil, se nos quedó pequeño y obsoleto, los niños piden mucho más ahora, necesitan más de nosotros y de más calidad.
Nos piden presencia, escucha, comunicación y autenticidad. Y a cambio nos proporcionan lo mismo. Somos un modelo del mundo, somos un mensaje diario para ellos. Aunque la mayoría de las veces el adulto ni se da cuenta.
La autenticidad pasa por descubrir y saber, cual es nuestro don como educadores-padres. Como dice la PNL (Programación Neurolingüística), cuál es la diferencia que marca la diferencia en nosotros.
Entonces una educación orientada a descubrir el don propio de cada niño, es una educación basada en el respeto. El respeto por la diferencia, porque la diversidad es inmensa. En realidad la diversidad es lo “normal”.
¿En qué destaca un niño?. Quizá en ser un líder, un observador, un mediador, un rebelde (¡cuánto nos enseñan los rebeldes! y cómo nos despistamos a veces con los alumnos que hacen poco ruido o son muy obedientes. Ellos también necesitan nuestra mirada) o alguien muy creativo.
Noa es la música nos habla precisamente de esto, de nuestro Don y de cómo poner nuestra energía en desarrollarnos y crecer en lo que somos, y así acompañar a nuestros hijos, sí acompañar. Educarlos también en la constancia, a la hora de ir a buscar lo que queremos y lo que quieren.
También nos habla de la empatía y del baile que se da entre las personas. De cómo sintonizar con ellas y aprender a ponernos en la piel del otro. Y al mismo tiempo nos muestra nuestro universo emocional, con sus colores y sus matices.
Y la idea de que cualquier emoción está bien. Una emoción no es ni “buena, ni mala”. Es.
Y nos trae un mensaje sobre una necesidad, sobre algo interno que se activa en nosotros. Que todas son necesarias, que nos aportan algo y que son maravillosamente humanas.
La cuestión sigue siendo aprender a escuchar y a escucharnos. Escuchar el mensaje de la rabia y la envidia, por ejemplo. Poderosas emociones que proporcionan mucha energía y que mal canalizadas pueden estresar mucho, o ser destructivas. Pero bien acompañadas nos pueden llevar hacia adelante, hacia lo que queremos.
Pero además Noa es la música es una llamada a dos cosas: al respeto y el ritmo por el proceso de cada niño, y a potenciar y ayudar a los niños a construir una buena autoestima, un sano autoconcepto de ellos mismos.
Acompañarlos en ser su mejor amigo, en acompañarse sin juzgarse y en estar siempre presentes para ellos mismos. Esta es la verdadera base de un adulto sano.